Psicoterapia del Duelo: la pérdida del vínculo

Todos los días perdemos algo, todos y cada uno de ellos.

Como poco, hoy tienes un día menos de vida.

Que te digan esto así nada más empezar a leer un artículo es algo duro. No nos gusta perder, ni de pequeños ni de mayores.

Hay muchos tipos de duelo pero un denominador común: perdemos un vínculo. 

Perdemos el vínculo con la persona o animal que se va, con el trabajo que ya no tenemos, con la parte del cuerpo que nunca volverá a ser la que era, con compartir vivienda con los hijos, con la ciudad que dejamos al mudarnos, con el bebé no nacido o la idea de ser padres, con cada opción que abandonamos al tomar decisiones…(lista interminable).

Los duelos nos obligan a deconstruir la vida que teníamos y a volver a construir una nueva y eso ocurre a lo largo de un proceso.

Distintas personas han nombrado diferentes fases.

Una de las más antiguas y famosas, inicialmente ideada para las personas con duelo por su propia enfermedad es la de Kubler-Ross (1969). Nos habla de fases de negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación.

Sin embargo, te voy a ofrecer otra manera de describir este proceso que, al menos a mí, me hace más fácil entender más tipos de duelo.

Bowlby (1986) menciona las fases de aturdimiento, añoranza y búsqueda, desesperanza y desorganización y, por último, reorganización. Si quieres profundizar en cada una de ellas, visita mi texto sobre el duelo complicado.

Da igual cómo llamemos a las fases, lo importante es que todos nos hablan de lo mismo: un proceso lleno de emociones que se deben transitar para llegar a la aceptación.

Cada fase implica la superación de un obstáculo: superación del trauma que supone la pérdida, dejar de evitar y negar lo que es inevitable o  dar un significado a lo ocurrido.

Desafortunadamente hay muchos duelos no transitados. Algunos lo llaman duelos patológicos o complicados, aquello que quedaron bloqueados en alguna de las fases.

Voy a nombrar algunos por si te sonara la situación:

Duelo desautorizado: cuando la relación o lo que muere no es reconocido por los demás. Una niño que pierde a su cuidadora o una mujer que tiene un aborto en el primer trimestre o la maternidad/paternidad teniendo en cuenta la pérdida que algunas personas experimentan de sus libertades podrían ejemplificar este duelo. Este duelo también se da cuando las circunstancias de la muerte impiden hablar sobre la pérdida. Sería el caso de un suicidio, enfermedad asociada a algún colectivo excluido o muerte relacionada con alguna actividad que infringía la ley, por ejemplo.

Duelo traumático: la persona se queda en el evento que vivió con tanto impacto.

Duelo evitativo o ausente: la persona niega que le afecte la pérdida a pesar de que sí que lo hace. Rechazan lo sucedido e intentan aparentar que no les importa.

Duelo crónico: aparecen emociones de eterna tristeza. Como si salir de este estado emocional no fuera algo legítimo. Se aferran a seguir un luto sin fin.

Duelo acumulativo: la persona no encuentra suficiente apoyo cuando habla sobre su duelo y no logra procesar lo ocurrido. Seguramente en el siguiente duelo que tenga, no acuda a nadie. Así, acumula pérdidas no aceptadas.

Lo importante es que sigas el camino, que hables con personas de confianza que puedan sostener tus emociones y ayudarte a generar nuevas narrativas que te conduzcan a un buen crecimiento postraumático. 

Si puedes con ello, adelante.

Si te atascas, cuenta conmigo.

Sé cómo ayudarte. 

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