Cuando la cultura te obliga a estar feliz, las mal llamadas emociones negativas se ocultan y generan frustración y soledad. El engaño de los cartelitos «de superación», hacen daño, mucho daño.
Me refiero a cartelitos como estos con mensajes aparentemente motivadores pero que rezan mentiras y ofrecen mandatos basura.
¿En serio? ¿»Un día sin reír es un día perdido»?
Ya, seguro que estás pensando que sería maravilloso reír todos los días, y sí, lo sería…pero en este Mundo no es posible. Siento mi «negatividad», mejor dicho, mi sinceridad.
Seguro que escudas la frase en el sentido del humor, tan bueno y tan necesario. Advierto, yo soy la primera a la que me gusta acudir a él en mis terapias. Pero es que no hablo de que no sea bueno, hablo de que «un día sin reír es un día perdido»…un día perdido…pfff ¡Menuda generalización!
Sabemos con seguridad que tenemos muchas emociones, podría mencionar las 6 más famosas de Eckman por tener algunas de referencia: el miedo, la tristeza, la alegría, la ira, el asco y la sorpresa. Con todo este elenco parece mentira que una persona pueda estar riendo todos los días de su vida. En cambio, no hacerlo, te convierte en un «perdedor de días», en un «se te va la vida», y esto, a mí por lo menos, me resulta bastante frustrante.
Pero es que, además, no es cierto. Hoy en día sabemos que las crisis son los momentos vitales que nos aportan más cambios, si lo hacemos bien, positivos. Sabemos que la tristeza nos hace más creativos, que el miedo nos protege, que la ira nos moviliza…pero estas emociones parece que ya no gustan tanto. Hasta el punto de ser llamadas emociones negativas.
Hay días en los que uno no quiere reír, Y PUNTO. No le des más vueltas. Hay situaciones en la vida en las que si viera al protagonista de la historia riendo, hasta me preocuparía. Te podrás reír «a toro pasado», pero en el momento lo más maduro es responder con la emoción adecuada poniendo cabeza a lo que hacemos.
Pensar que hay que reír todos los días de tu vida es infantil e inmaduro.
Y bueno ¿Qué decir del siguiente cartelito? ¿en serio te crees que vas a conseguir todo lo que te propongas? Pues no, raro sería. ¿Que haya ocurrido en algún momento de tu vida? me lo creo, pero que sea lo habitual no.
Estas palabras están en artículos de regalo que te aconsejan cosas muy difíciles de conseguir. Como me recordó en su día mi profesor J. L. Marín, hay una cosa que se llama «la ley de los posibles», ¡ojo! no te olvides de esto. Usando su propio ejemplo (del que no podía parar de reír, por cierto), mencionaba que un señor de 1,60m, raza blanca y de Cuenca, que quiere ser «pibot de los Lakers». ¿Que no es imposible? pues, a ver…yo no invertiría en ello muchas energías en esa meta.
Esto suena a chiste, pero creedme que hay muchas personas que siguen creyendo que llegarán a realizar cosas a base de tremendos esfuerzos y que tiene muy muy pocas posibilidades de alcanzarlo. Y claro, esto tiene un precio y seguramente pocos resultados. Hacer duelos asumiendo que hay cosas casi imposibles que te van a robar mucha energía, es una respuesta adulta y madura.
Pero aquí no termina todo. Los primos hermanos de los cartelitos son…las letras de algunas canciones. Siento hacer esto, igual has cantado esto con todas tus fuerzas en las fiestas de tu pueblo, en algún concierto o en la ducha, pero me veo obligada a advertir este hallazgo.
«Ay, no hay que llorar, que la vida es un Carnaval y las penas se van cantando» ¿en serio? ¿no hay que llorar? ¿En serio? ¿las penas se van cantando?
Llorar es relajante, es necesario estar triste hablando y pensando sobre ello. Afrontar la situación que tenemos y aprovechando la guía tan buena que tenemos en nuestro cerebro límbico.
Las penas se reprimen cambiando de tema.
Como decía Perls, lo ideal es alcanzar el equilibrio entre tocar y retirarnos del problema. Y desde luego que el consejo de la maravillosa Celia Cruz en esa canción, no era el más adecuado.
Pero hay otra canción…bueno, y otras muchas, pero es que esta me resuena y me cuesta escucharla «si duele una pena, se olvida» Mark Anthony en «Vivir mi Vida». No hago alegatos a semejante barbaridad.
A todas estas personas que escriben y predican estas cosas, que recomiendan bailar al triste y relajarse al ansioso, simplemente señalar que ellos son los primeros que desean estar alegres y serenos, pero que no pueden y en muchas ocasiones ni siquiera deben. Repito, las emociones que surgen en las crisis, son fundamentales para cambiar nuestra vida.
NO, las penas no se olvidan, se afrontan. Y en ese proceso de afrontamiento no nos vamos a estar riendo todos los días por muy buen sentido del humor que tenga.
Todas estas cosas producen serias sensaciones de fracaso e incitan al silencio y la soledad. Cómo voy a mostrar tristeza si eso es malo, deberías estar cantando, que la vida es un Carnaval. «Deberías estar feliz por…» «Tú lo que tienes que hacer…» muchos saben, pocos conectan.
Porque a veces no necesitas un consejo, a veces necesitas un apoyo.
En mi modelo de psicoterapia se tiene todo esto muy en cuenta. Las emociones son bienvenidas y validadas. Detecto los mandatos culturales más profundos que no son más que mitos sobre lo que deberíamos ser y creamos un yo con objetivos más reales y auténticos. Para que puedas ser tú mismx, en todas tus formas emocionales, para que te permitas estar en todos tus estados y reivindiques poder estar donde necesitas en cada momento.
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